Cuando hablamos o escribimos sobre los motivos y circunstancias que rodearon la fundación de nuestra localidad, siempre tenemos en la memoria a sus principales protagonistas como fueron el rey Fernando y su encuentro en el Puente de Viveros con los pastores y labriegos que se habían asentado en el Cerro del Clavel, y las consecuencias que este hecho tuvieron para que ahora nosotros pisemos este suelo que con tanto sudor, lágrimas y sangre regaron aquellos antepasados.

Personajes de nuestra historia

Así que tenemos a Fernando de Aragón, a su esposa la reina Isabel de Castilla y aquellos valientes personalizados en Pedro Rodríguez el viejo y Francisca la de Bártulo, pero hay un personaje del que pasamos la mayoría de las veces de puntillas y es aquel fraile franciscano llamado Francisco Jiménez de Cisneros, aunque su nombre de pila era Gonzalo, que lo cambió al ingresar en la orden franciscana por el de Francisco. La reina Isabel le nombró su confesor siguiendo las indicaciones del Cardenal Mendoza, siendo sacado de su recinto eremita del Convento de la Salceda.

Cardena Cisneros

En 1495 fue nombrado Arzobispo de Toledo, este nombramiento lleva consigo el de Cardenal Primado de España y Canciller Mayor de Castilla. Al estar en este cargo le llevó a intervenir en la “alta política” del reino, en principio en Granada sustituyendo al Cardenal Hernando de Talavera en la labor evangelizadora de los moriscos del reciente reconquistado reino nazarí.

Dos regencias

Siguiendo su biografía sabemos la relevancia que tuvo durante el reinado de Isabel y Fernando y posteriormente en el de la hija de éstos la reina Juana y su marido Felipe de Habsburgo, y tras la muerte de éste fue nombrado regente del reino hasta la llegada del rey Fernando que se había retirado a su reino de Aragón y había contraído nuevo matrimonio con la joven Germana de Foix,  los motivos de esta unión los dejo explicados en mi artículo sobre la figura de este monarca.

Es muy comentada la actuación de Cisneros cuando un grupo de nobles no estaban de acuerdo con la vuelta de Fernando el Católico a Castilla y se presentaron a Cisneros a preguntarle que cuales eran sus poderes para avalar esta situación, y quizás sea leyenda el que Cisneros abriendo el balcón del palacio sito en la Plaza de la Villa de Madrid, les mostró los cañones y los arcabuceros formados en ella.

No fue ésta la única regencia que tuvo que asumir, pues al fallecer Fernando el Católico en Madrigalejo (Cáceres) el 23 de enero de 1516 cuando iba a presidir el Capítulo de las Órdenes Militares en el Monasterio de Guadalupe. El rey en su testamento nombraba como regente del reino, hasta la llegada desde Flandes de su nieto Carlos, al Cardenal Cisneros.

Iba camino de Valladolid a encontrarse con el recién llegado el príncipe Carlos de Habsburgo a Tazones (Asturias), cuando se sintió enfermo y tuvo que alojarse en el palacio de los Condes de Siruela, en Roa, donde falleció sin poder entregar el reino al futuro rey Carlos I, más tarde emperador del Sacro Imperio Romano Germánico con el título de Carlos V, que es por el que más es conocido.

Breve Biografía

Nuestro personaje nació muy cerca de nuestro pueblo en la localidad de Torrelaguna en 1436, y sería también en nuestra provincia donde dejó una de las mayores improntas culturales de la época como fue la creación de la Universidad de Alcalá de Henares, sobre los ya existentes Estudios Generales, donde él había estudiado. Falleció el 8 de noviembre de 1517 en Roa (Burgos), un inciso para deciros que de esta localidad, sita a las orillas del Duero, tengo el honor de descender.

Diversas fueron las ciudades que conmemoraron con exposiciones, conferencias, concursos de relatos el Quinto Centenario de su muerte, como fueron el caso de Alcalá de Henares, Torrelaguna, Toledo, Sigüenza, las Universidades de Alcalá y la Complutense. En Roa, donde el Instituto de Enseñanza Media lleva su nombre y le tiene dedicada un escultura en el Paseo del Espolón, junto a donde estaba el Palacio en que murió.

Protector de nuestro pueblo

Ahora viene lo que une a San Sebastián de los Reyes con la figura del Cardenal Cisneros, porque de lo contrario diréis que está muy bien que os cuente su vida y sus hechos, aunque haya sido sucintamente, pero lo que aquí nos interesa es la vinculación de nuestra localidad con Cisneros.

Ya es conocido que los Arias, señores de la villa de Alcobendas, intentaron con todas las artimañas posibles para que la nueva puebla no se siguiese fundando pese a ser un mandato real, para ello recurrieron y sobornaron al Corregidor de Madrid, Rodrigo de Mercado, como ésta jugada fue abortada por la Corona, lo intentaron desde el aspecto de la justicia y para ello instaron a la Chancillería de Valladolid, para que dilatase en el tiempo el pleito interpuesto por la villa de Madrid y nuestro concejo contra las tropelías que venían cometiendo los Arias, y una vez más los reyes salieron en defensa de “su pueblo”, por algo le pusieron de los Reyes, y muestra de ello es la real cédula de 1505 que se conserva en el Archivo Municipal, firmada de puño y letra del rey Fernando, en la que instaba a la Chancillería de Valladolid para que de inmediato resolviese el pleito que mantenía San Sebastián de los Reyes con los Arias de Ávila y la villa de Alcobendas.

Juan Arias al ver que no podía actuar a su favor en los aspectos administrativo y judicial, optaron por otra vía que les fuese más propicia como era la eclesiástica, y para ello acudieron a una autoridad religiosa como era el abad del monasterio de Santa María de los Huertos de la ciudad de Segovia, que libró un mandamiento de excomunión a los nuevos vecinos del lugar de San Sebastián de los Reyes, a la vez que les prohibía que en su ermita se pudiesen administrar sacramentos y decir misa, pese a la obligación que tenía el cura de Alcobendas de atender espiritualmente a nuestros antepasados, y lo que esto significaba en una sociedad muy apegada a los asuntos religiosos.

Es aquí cuando interviene el Cardenal Cisneros en favor de nuestro pueblo, no sólo confirma los privilegios concedidos por los Reyes Católicos, sino que obliga y exige a los curas de Alcobendas de que vuelvan atender espiritualmente a los vecinos de San Sebastián de los Reyes, so pena de incurrir en un delito de desobediencia. A la vez hace que levanten el decreto de excomunión que pesaba sobre ellos.

Como en ocasiones anteriores se perdió una vez mas la oportunidad de recordar y agradecer a nuestros bienhechores tanto desde los aspecto culturales y sociales. pues ya ocurrió con los centenarios de los fallecimientos de Isabel y de Fernando, aunque sigo pensando que nunca es tarde para organizar una serie de coloquios y conferencias que pongan en valor a todos aquellos personajes, nobles y plebeyos que forjaron nuestra historia local, y sobre todo pensando en que todos aquellos de nuestros vecinos que han elegido vivir en Sanse sean conocedores de nuestras raíces.

 

Afortunadamente sí que se atendió una propuesta que se hizo desde el Archivo Municipal cuando surgió la remodelación del casco antiguo y se rotuló una plaza en honor y agradecimiento al Cardenal Cisneros.

El callejero de Sanse

Curiosamente aquí en Sanse contamos con tres vías públicas dedicadas a cardenales, está la plaza mencionada a Cisneros, tenemos otra dedicada al Cardenal Lorenzana, artífice de la independencia de nuestra parroquia de la de Alcobendas, y una tercera un tanto insólita como es la de Cardenal Carranza, digo insólita de cómo surgió esta rotulación, ya que en un principio esta calle se llamó únicamente Carranza, en “agradecimiento” al constructor que edificó una serie de bloques en la calle San Onofre y una nueva calle que se abrió y que se denominó Carranza que como ya he dicho era el apellido del constructor Pedro Carranza. Cuando entró una nueva corporación decidieron que había que cambiar esa calle de nombre, ya que no tenía sentido dedicar una calle a un constructor, ya que podía ser un agravio comparativo con otros muchos constructores que trabajaban en Sanse.

Por otra parte, el vecindario ya se había familiarizado con el nombre de Carranza. Incluso había surgido un equipo de fútbol con este nombre, y el Ayuntamiento optó por dedicársela al Cardenal Carranza, y así mataban dos pájaros de un tiro, borraban la dedicatoria a un constructor y se la dedicaban a un personaje histórico, figura protagonista del famoso “Proceso Carranza”, pero ahora viene lo insólito y es que Bartolomé de Carranza nunca llegó a ser Cardenal, tan sólo fue Arzobispo de Toledo y nuestras autoridades sin encomendarse a Dios ni al diablo le hicieron príncipe de la iglesia elevándole al cardenalato.

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