Las alarmas saltaron, lo que parecía una broma o una situación de película se iba tornando en una realidad. La película no había hecho nada más que empezar. Una película que bien podría ser ficción, pero que no lo es, que todavía no ha acabado. Hoy se cumple un año desde que el Presidente del Gobierno pronunciase esas palabras con las que toda España iniciaría un largo periplo de confinamiento. Hoy, se cumple un año del Estado de Alarma que marcaría el 2020. Un Estado de Alarma provocado por un virus que ha puesto en jaque a la sociedad, pero no solo a la española, a la sociedad a nivel global. Este es el primer aniversario del confinamiento por coronavirus. Todos podemos recordar como fueron esos tres meses en España: noticias, aplausos, ‘resistiré’, fatiga y trágicas cifras y estadísticas. España ha sido uno de los países que más ha sufrido esta pandemia, pero ¿cómo lo vivieron en el exterior? A muchos españoles este año de coronavirus les ha pillado fuera por diferentes circunstancias. ¿Cómo han vivido des fuera esta situación todos estos españoles? Hoy, tenemos esa respuesta con un aniversario muy especial a modo de: ‘Españoles por el mundo: año covid-19’

Desde dentro todos sabemos cómo se vivió el confinamiento, pero no sabemos cómo otros españoles vivieron la situación desde las afueras de nuestro país. Pues bien, hay variedad de historias, de perspectivas y, como no, de lugares del mundo en los que hijos pródigos de España se encontraban. Italia, el principal afectado de Europa junto a España, lugar cercano, pero con puntos sorprendentes que una joven nos trae. Por otro lado, ¿alguien sabe cómo es vivir durante la pandemia en la Antártida? Un español tiene la respuesta. Por no hablar de cómo se ha vivido este año en Alemania, una de las potencias de Europa donde, aparentemente, la seriedad y rigidez reina. En todos estos lugares hay ciudadanos de nuestro país presentes y no solo contarán como se ha vivido este año desde el extranjero, también mostrarán la imagen que se tenía de España desde el exterior cuando, hoy, se cumple un año del comienzo del confinamiento.

De un erasmus a Au pair en Italia
Ariadna en Roma

La primera protagonista es Ariadna Sancha, una joven enamorada de Italia. Este amor por Italia le llevó a emprender un erasmus con la universidad el pasado año. Un año que, para muchos de los alumnos ‘erasmus’ fue complicado porque cuando apareció el coronavirus todo saltó por los aires para ellos. No para Ariadna, quién, a día de hoy, continúa en Italia. Su aventura comenzó en La Toscana y, de repente un día, al igual que en España, todo cambió. Italia fue confinada una semana antes que nuestro país y se puede decir que hemos sido países que han de la mano en cuanto a las cifras de contagiados y de fallecidos por coronavirus.

Cuando todo cambió y la sociedad se tuvo que adaptar al confinamiento, Ariadna trató de volver a nuestro territorio nacional como otros miles de españoles que se encontraban en otros países. La dificultad de volver para muchos era patente ante la cancelación de vuelos, limitación del transporte y odiseas para cruzar fronteras. Ariadna tenía una única opción demasiado complicada: ir desde Italia hasta París, una vez allí hasta Barcelona para, después poder regresar a su hogar. Una locura y paliza de viaje que decidió no asumir y decidió pasar el confinamiento en Italia, lejos de la familia, pero convencida de que tanto ella como sus seres queridos estarían bien.

A las afueras, en una villa, pasó tres meses de confinamiento. Una cuarentena curiosa y en la que tuvo suerte. Ariadna, al vivir en las afueras en una villa junto a una compañera de piso, podía salir a pasear. La razón es que todo a su alrededor era campo y caminos rurales donde pudo liberar ese estrés de estar encerrada. Sus clases docentes de universidad continuaron vía online y la adaptación a ese nuevo panorama fue positiva, aunque siempre con un ojo en España y su familia. Cuando el país fue desconfinado, la liberación fue tal que decidió vivir lo que quedaba de erasmus al máximo. Pudo viajar por Italia, más concretamente a Roma. Una ciudad de la que se enamoró profundamente. En julio volvió a España tras vivir una aventura en Italia, un confinamiento diferente, unas normas distintas y una experiencia que jamás olvidará porque, en plena pandemia mundial, ella estaba en Italia, un país que siempre llevará grabado por esta experiencia. Y no solo por esta experiencia, grabado porque le marcó tanto que, tras el verano, quiso volver, esta vez para trabajar y estudiar más a fondo el idioma. ¿Qué métodos tienen los jóvenes para trabajar y estudiar a la vez? Pocos, pero algunos totalmente dirigido a ellos.

Ariadna pasó de ser una alumna de erasmus antes de julio, a ser Au pair en octubre. Para traducir y simplificar la palabra, viene a traducirse en ir a una casa de una familia, en este caso italiana, y cuidar de los niños a cambio de aprender el idioma. Ariadna es hablada continuamente en italiano. Aunque, eso sí, ella debe responder en castellano porque es un intercambio de idioma para que la familia también aprenda español. Con este trabajo asegurado, Ariadna viajó a Roma en octubre, la ciudad que tanto le había enamorado. Otra vez a vivir la ‘nueva normalidad’ desde Italia.

Ariadna con el Palacio de Venecia en Roma

El país italiano es muy cercano a España y las cifras de contagios son similares. A pesar de ello, los protocolos tienen sus similitudes y diferencias. Ariadna se sorprendió cuando en octubre, al regresar a Italia, pero esta vez a Roma, la mascarilla solo era obligatoria para entrar en establecimientos públicos. A partir de noviembre sí que se estableció como obligatoria. Tras un año en el que Ariadna ha pasado gran parte en Italia, extrae una conclusión: «En España, durante el verano, observé más responsabilidad que en Italia». En sus propias palabras “aquí hay más aglomeraciones que en España y aunque los bares cierren a las 18:00 la gente se concentra mucho en las calles”.  Una vez más se demuestra que la mayor o menor responsabilidad en la sociedad está por encima de unas normas o leyes.  Ariadna, por ahora, continúa enamorada de Italia y de su vida en Roma. Cuando llegue el verano volverá a España, pero su idea es volver a Roma cuando inicie el año escolar en septiembre u octubre. Una española enamorada de Italia que ha vivido este año de coronavirus lejos de casa, pero que le ha servido para vivir una experiencia única. Ahora toca disfrutar de Italia con menos limitaciones durante unos años para luego volver. Al menos, esa es la idea de una joven valiente y atrevida que decidió quedarse en el extranjero cuando muchos españoles volvieron a casa por miedo.

En el único punto de la tierra sin coronavirus: La Antártida
César en la Antártida

Uno de nuestros compatriotas ha sido probablemente una de las personas más afortunadas este año. Primero, por tener el privilegio de estar en la Antártida, un auténtico paraíso natural y de un difícil acceso. Segundo porque en este año de coronavirus, se ha podido liberar de la sobreinformación y, sobre todo, de la mascarilla y las medidas de seguridad. Allí no ha llegado el coronavirus ni llegará. Eso sí, para llegar a este punto, este español ha tenido que sufrir lo suyo y llevar a cabo unos protocolos sanitarios previos muy estrictos.

César Marina está trabajando para la Universidad de Zaragoza con un contrato predoctoral en una investigación relacionada con los aerosoles de la Ántartida. Trabaja en un proyecto estatal conjunto con la Universidad Complutense.  El objetivo de este proyecto es observar y analizar las partículas en el aire y ver si son de origen natural u origen humano. Por tanto, los objetivos de esta investigación son evaluar la calidad del aire de la Antártida y el de mejorar el método de captación de las partículas del aire.

Este proyecto lleva tiempo en marcha y es la segunda vez que César ha estado allí. Concretamente, ha estado en la isla de Livingston y en isla Decepción, que es donde España tiene sus bases (Juan Carlos I y Gabriel de Castilla, respectivamente). La primera vez que estuvo en la Antártida, fue el año pasado, desde enero de 2020 hasta marzo de 2020, justo cuando el coronavirus estalló en España.

Grupo de pingüinos en la Antártida

El año pasado todo iba bien hasta la vuelta. César se encontraba ya de vuelta de la Antártida y, por su cercanía, estaba disfrutando de vacaciones y viajes en Chile y Argentina. La llamada de su familia y la información le hicieron volver inmediatamente a España el día 13 de marzo de 2020, justo cuando se decretó el Estado de Alarma.

En este año, César ha vivido todo el confinamiento igual que el resto de los españoles, pero con enero de 2021, la oportunidad de volver a la isla de Livingston en la Antártida apareció. ¿Quién puede rechazar algo así en plena pandemia si, además, conlleva realizar un trabajo soñado? César no lo dudó y volvió. Su estancia fue lo mejor, sin mascarilla, sin gente, sin sobreinformación y, sobre todo, con mucha paz y tranquilidad en medio del nerviosismo general que hay en la sociedad. Eso sí, para lograr todo esto, César sufrió unos protocolos muy estrictos.

César cogió un vuelo a Santiago de Chile para hacer escala y viajar desde allí hasta Punta Arenas, el punto más austral de Chile. Una vez allí, teóricamente, tenía que montarse en un barco que le llevara hasta la base Juan Carlos I en la isla de Livingston de la Antártida. Sin embargo, para coger ese barco tuvo que hacer un total de 17 días de cuarentena por el protocolo que marca Chile cuando recibe a extranjeros, sumado al protocolo que marcaba la expedición española a la Antártida. A todos estos días hay que sumarle las PCR pertinentes para asegurar de que no había ningún brote de coronavirus. Cuando todo el protocolo se cumplió, el buque español Hespérides, estaba listo para zarpar. Tras 7 días de travesía, César junto a toda la expedición, llegó a su destino para pasar un mes cargado de trabajo, pero sobre todo de liberación.

La desconexión llegó y César, ante todo, se liberó de un año cargado de restricciones, mascarilla, nerviosismo y tensiones. Como él mismo dice, esto solo lo puede dar la Antártida. Un territorio helado, que le sirvió para congelar el tiempo y escaparse de todo lo que el mundo estaba viviendo. Los mejores momentos para él eran en el exterior de la base, cuando iba a un glaciar con otra persona y apreciaba el sonido de la naturaleza, el sonido de la tierra. Sin turistas, sin nadie. Un mes en la Antártida que sirvió para trabajar, pero que se hizo más corto que nunca. Cuando estas líneas se estén leyendo, César estará ya en España. El fin del invierno austral marca el cierre de las bases españolas en la Antártida hasta el comienzo del próximo verano. Ahora, César se encontrará ya con una mascarilla, el agobio de la sobreinformación, pero, eso sí, con sus seres queridos y dispuesto para contar todas sus anécdotas.

Un glaciar fotografiado por César

Que se prepare el próximo año la isla de Livingston, porque la intención de César es volver otra vez. El proyecto ha terminado este año, pero espera poder participar en otro diferente que han solicitado. Siempre y cuando este proyecto se acepte, César volverá a disfrutar de la Antártida, pero esta vez esperando que el coronavirus no sea un añadido al duro viaje.

A Alemania por amor
Naomi, la protagonista de la historia en Alemania

Rigidez, responsabilidad y orden. Estos son los estereotipos que se tienen de Alemania sin pandemia mundial, con ella ¿cuáles son? Naomi es una española que vive allí desde hace 5 años. Y ¿por qué vive allí? Por una sencilla razón: amor. Hay muchas personas que se lanzan a otros países por amor, en este a Naomi le llevó hasta la ciudad de Núremberg en Alemania. Su marido tenía trabajo allí y ella pronto también encontró. Lo que no se esperaba Naomi es que, tras 5 años en Alemania, una pandemia mundial iba a aparecer. Una pandemia que le hizo plantearse volver a España, pero pronto las cifras cambiaron su idea. La situación de España era considerablemente peor. Por ello, quedarse en Alemania era lo más seguro.

Naomi analiza este año como un año complicado por la preocupación de las informaciones que venían desde España. Ver esas cifras generaban pensamientos de preocupación en su mente con respecto a su familia y su salud. En cuanto a la de su hija y marido en Alemania estaba más tranquila, la situación y las decisiones eran diferentes y parecía todo mejor. De hecho, asegura que algunos de sus compañeros de trabajo alemanes se preocupaban por ella y el estado de su país.

El confinamiento en Alemania fue diferente. El Gobierno apeló a la responsabilidad y todos los comercios se cerraron. Sin embargo, a pesar de que se recomendaba que la gente permaneciera en sus hogares, sí que se podía salir a pasear y tomar el aire. A pesar de ello, por lo general, Naomi asegura que las personas fueron responsables y no abusaron de esta ventaja con respecto a otros países. Por otro lado, otra de las diferencias que Naomi notó con respecto a España, es que en Alemania la sanidad no llegó a colapsarse como tal porque la cantidad de camas que tenían en UCI era considerablemente mayor que la de España.

Naomi en Núremberg

Naomi tuvo la suerte de volver a España por Navidad. Se sentía agradecida de volver, el ambiente, la vida social, simplemente España. Lo negativo es que destaca que en Alemania la responsabilidad era mayor. Al contrario que, en este caso, nuestra anterior protagonista por el mundo Ariadna con Italia, para Naomi Alemania estaba por encima en cuanto a nivel de responsabilidad social. Esto marca realmente las diferencias entre cada país y entre como cada español ha vivido este año ‘covid’ de manera totalmente diferente, pero siempre con la misma importancia.

Alemania, por otro lado, tiene otro modo distinto de afrontar la recuperación económica. La hostelería allí esta sufriendo, pero no se encuentra descontenta porque están manteniéndose gracias al estado. La sobriedad y las políticas económicas destacan por encima de todo. Aún así, Naomi echa de menos España. Da igual que las estadísticas sean peores, da igual que la economía vaya peor, lo que cuenta es la gente, la cultura y la sociedad como ella misma destaca. Ha sido un año duro, pero para ella el poder venir a España supone una inyección de energía necesaria. Por ahora, continuará viviendo en Alemania, pero de lo que no tiene duda es de que algún día volverá. Echa de menos el buen vino, el tapeo y, como no, a su gente.

Esta semana, se cumple un año desde que la vida de españoles y de todo el mundo cambiase. Un año en el que se ha vivido un confinamiento de tres meses, donde se ha dejado a mucha gente atrás, donde se ha sufrido. Lo más importante es que también ha sido un año donde la sociedad ha sacado lo mejor de sí para ayudar. Un año de solidaridad, confianza y de paciencia. Ahora parece que llega la recta final y si hay algo que Naomi, Ariadna y César tienen en común, es que han echado de menos España, pero, sobre todo, que desde fuera se sentían orgullosos de como las personas se unieron para resistir y dar la vuelta a una situación complicada. Un año para recordar, pero sobre todo para tomar ejemplo de lo que el ser humano puede llegar a hacer si se lo propone. Un año en el que, también los españoles repartidos por el mundo han vivido con tensión, echando de menos a su gente y, por supuesto, apreciando más que nunca a su país.

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