La irrupción de la pandemia de COVID-19 hace un año provocó una crisis económica sin precedentes, y devolvió a Europa un destacado papel, pero también amplificó varias tendencias de la globalización, entre el auge de China y la afirmación del poder de las grandes tecnológicas. Una crisis sin precedentes.

José Mateos

Si hubiese que destacar una cifra, sería la de los 20.5 millones de empleos desaparecidos desde abril a Noviembre  en Europa. Si en 1929 se vivió una caída del mercado de valores y en el 2008, una crisis financiera, en el 2020, el impacto es exógeno pero paraliza, de la noche a la mañana, al conjunto de sectores económicos “físicos”.

Las medidas del confinamiento, que en abril afectaron a la mitad de la humanidad, suponen una conmoción inigualable para una economía mundial que funciona con una producción ajustada, sin reservas, con cadenas de producción divididas.
Los aviones, que transportan habitualmente a 4,300 millones de personas al año, se quedan en tierra. El turismo masivo, que representa un 10.5% del PBI mundial, se detiene. Los buques portacontenedores permanecen atracados, y con ellos miles de miembros de tripulación. Transportes y fábricas funcionan a medio gas, los pequeños comercios y restaurantes cierran y los teatros bajan el telón.

La Unión Europea sacó un plan de recuperación de 750,000 millones de euros para la pérdida de empleos y la crisis provocada por la pandemia. La Covid-19, dice el estudio, ha precipitado una “pérdida catastrófica” de empleos, unas tasas sin precedentes de desempleo y graves dificultades económicas en las familias inmigrantes que viven de alquiler. Como resultado, la precariedad habitacional y el riesgo de desahucio se multiplicó durante la crisis sanitaria, especialmente entre “inmigrantes y la población de bajos ingresos”. Este estudio analiza y encuentra una relación directa entre los desahucios y el aumento de los casos de covid-19 y las muertes causadas por el virus.

Se han multiplicado los desahucios en Europa

Las ayudas al alquiler no han tenido una gran influencia. Tras la aprobación del primer estado de alarma y ante la previsión de las repercusiones que iban a tener las restricciones en la economía de las familias, el Gobierno alemán aprobó un decreto ley de medidas urgentes complementarias en el ámbito social y económico para hacer frente al COVID-19. En él se incluía la posibilidad de retrasar el pago del alquiler en el caso de estar en una situación de vulnerabilidad y una ayuda a los inquilinos cuyos arrendadores no permitieran ese retraso al repercutirle directamente a su propia economía. 

Las consecuencias del coronavirus para algunos españoles en Alemania

Yo José Mateos Mariscal, llevo 7 años en Alemania y jamás he pedido ayudas. Hasta que llegó la pandemia, y tuve que pedir todas. Me despierto cada mañana sin saber si dormiremos esa noche en la calle.

Según una investigación firmada por varias universidades Europeas , los desalojos entre marzo y septiembre han provocado hasta 433.700 casos más de coronavirus y 10.700 muertes adicionales en Europa.

La pandemia no ha incrementado los casos de estafa en Alemania , sino que los ha destapado. En plena crisis, los afectados no podemos presentar un contrato de alquiler y por tanto no nos beneficiamos de las medidas que ha puesto en marcha el Gobierno para paliar la crisis. Se han olvidado de la gente vulnerable antes de la pandemia La pobreza genera muchas veces una gran factura emocional. Siento que soy una máquina. Sin ocupación, dependiendo de otros, y siempre preocupado por si mañana nos desahucian de  la casa. Siempre agitado

Nos tratan como números, no como personas , la pandemia ha precipitado el desastre.

Jose Mateos Mariscal


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