La salida de los franceses

Mi amigo Emilio Saavedra quiere que llegue al siglo XIX con las “Gentes de Sanse”, le voy a complacer en parte, pues me voy a centrar en las fiestas del Cristo de los Remedios tras la expulsión de las tropas napoleónicas.

Foto: Santiago Izquierdo

Con la vuelta de Fernando VII en 1814, se vuelve a la normalidad festiva aunque no a la política, tras el regreso del monarca que había acatado la Constitución surgida de las Cortes de Cádiz en 1812 por “imperativo legal”, pero a los pocos días y con el apoyo de un grupo de diputados vuelve a instaurar el absolutismo, conocido este hecho como el “Manifiesto de los Persas”, cuyo nombre le viene  de la primera frase del documento que publicaron: “Era costumbre de los antiguos persas pasar cinco días en anarquía después del fallecimiento de su rey….”.

Del año 1815 se conserva en el Archivo Municipal un contrato firmado con los vecinos de Venturada, Antonio Blasco y Juan de Yuste, en el que se comprometen ha dar una corrida de novillos, compuesta de diez reses, que son las únicas que tienen útiles, pues el resto que presentaron fueron desechadas, abonándoseles la cantidad de mil quinientos reales de vellón.

El 12 de agosto de 1821, los alcaldes Antonio de Frutos y Juan de Navacerrada se dirigen por escrito al Jefe Político de la Provincia  en el que le exponen que celebrándose su función anual el 28 del presente mes al Santísimo Cristo bajo la advocación de los Remedios y siendo de inmemorial tiempo el tener al siguiente día 29 una corrida de novillos, en cuya serie de años no ha verificado desgracia ni alboroto alguno por la vigilancia y cuidado de las autoridades y siendo el presente año el aniversario de la colocación de la lápida en la Plaza de la Constitución y armamento de su Milicia Nacional local.

Es de tener en cuenta que nos encontramos en el Trienio Liberal (1820-1823), período en que se ha vuelto a instaurar el régimen constitucional por parte de Fernando VII, presionado por el levantamiento de Riego en Las Cabezas de San Juan, situación que  acabará con la invasión de los “Cien Mil Hijos de San Luis” que los Borbones franceses envían en apoyo del rey español, capitaneados por el Duque de Angulema, cuyas tropas estuvieron asentadas en nuestro pueblo que vuelve a sufrir el segundo saqueo francés.

Esta situación política queda reflejada en la documentación sobre festejos que se conserva en el Archivo Municipal, de la que ya escribí en su momento con un artículo que titulé “Las contradicciones de Fernando VII” y que considero oportuno recordar ahora que estamos haciendo un repaso de ese período histórico de ese primer tercio del siglo XIX.

Las contradicciones de Fernando VII

“ ….el carácter cambiante del monarca también lo padeció nuestro pueblo, pues según estaba su ánimo o el de su famosa camarilla, así se desarrollaban nuestras fiestas. Que el rey estaba con buen talante, se podían celebrar corridas de novillos, que no estaba animado, fiestas “descafeinadas”, y si su humor era pésimo, castigados sin toros.

Todas estas contradicciones del “Deseado” o “Rey Felón”, pues de ambas maneras ha sido calificado este rey, se desprende de la documentación que se conserva en el Archivo Municipal, aunque incompleta han sobrevivido los suficientes documentos para darnos a conocer la situación que soportó nuestro pueblo, sobre todo en los últimos años de su reinado.

En los documentos de la época del Trienio Liberal, las autorizaciones que pide el Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes para celebrar corridas de novillos el día 29 de agosto, son concedidas con la condición de que se haga conservar el orden y la tranquilidad pública.

En un documento del año 1828, vemos que las circunstancias ya no son las mismas, pues tan sólo se autoriza la función de novillos el día 29 de agosto “con la condición de que han de ser embolados y no ha de haber ninguno ni toro ni baca de muerte ni enmaromada por las calles, es decir toros a medias.

El año 1830, el rey debe estar más contento y se sirve conceder licencia para esas diversiones, como son celebrar dos corridas de novillos que son de costumbre inmemorial, con motivo de la festividad del Santísimo Cristo de los Remedios.

Vuelve Fernando a estar de peor ánimo en 1831, y tan sólo concede licencia para celebrarse dos funciones de novillos, pero con la condición de que han de ser embolados y no debe haber ninguno de muerte ni enmaromado.

En 1832, el panorama se torna más sombrío, el rey está sufriendo de un ataque de gota que le pone en trance de muerte. Ante esta situación, el día 21 de agosto se contesta al Ayuntamiento “que las circunstancias del tiempo presente no permiten las corridas de novillos. Los de San Sebastián se quedan sin sus festejos, aunque el rey salvará la vida.

 

Al año siguiente, 1833, los de este pueblo no se desaniman y vuelven a pedir la preceptiva autorización, a lo que se contesta: “El Rey Nuestro Señor se ha dignado conceder su real permiso al Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes para dos corridas de novillos embolados los días 17 y 29 del corriente, inmediatos a las festividades de San Roque y del Santo Cristo de los Remedios, con objeto de celebrar el feliz restablecimiento de la importante salud de S.M. y la Jura de la Serenísima Princesa heredera, y de Real Orden lo traslado “. El día 14 de agosto se da conocimiento de esta autorización real a la Justicia y Ayuntamiento de este pueblo por el Duque de Bailén, presidente del Consejo de Castilla, el glorioso general Castaños; pero condicionado a que no ha de haber ninguno, ni toro ni vaca de muerte, ni enmaromado por las calles.

Esta sería la última contradicción de Fernando VII, pues unos días después, el 29 de septiembre, moría víctima de un repentino y violento ataque de apoplejía… “.

Santiago Izquierdo G. Bárcena

Cronista Oficial de San Sebastián de los Reyes y Archivero Municipal emérito.

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