Ya hay ganador para el Primer Premio de Microrrelatos del encierro de Sanse 2021. «Un recuerdo», de Ernesto Hidalga se ha llevado el galardón. Le corresponden 400 euros y un trofeo.

El jurado está compuesto por Manuel López Azorín, escritor y poeta y los siguientes representantes de la A.C. El Encierro: Manuel Durán, documentalista gráfico y Presidente de la misma; Fernando Corella, humorista gráfico; Ainhoa Izquierdo, diplomada en Turismo Internacional y Pedromaría Rivera, músico y cohetero del encierro de Sanse, que hizo las funciones de Secretario.

Pedro María Rivera, uno de los miembros del jurado

Segundo Premio: 100 € y Diploma, para A su merced, de Esteban Torres Sagra, de Aldeahermosa de Montizón (Jaén).

Nominación Especial inspirada en Sanse: 100 € y Diploma, para Monólogo del sendero, de Jorge Eliécer Valbuena Montoya, de Facatativá (Colombia).

Premio Jóvenes Autores: 100 € y Diploma, para Dos minutos, de Telmo G. Yago, de Valencia.

A continuación podéis leer el texto del ganador. Fuente: http://encierrodesanse.blogspot.com/2021/07/un-recuerdo-de-ernesto-hidalga-primer.html?m=1

Primer Premio 2021:  Un recuerdo, de Ernesto Hidalga Erenas, de Badalona (Barcelona)

 

Última semana de agosto y estoy aquí, en Sanse, a punto de salir a correr delante de los toros. Es mi primera vez. Siento un cosquilleo en el estómago. Y se me cruza por la mente un recuerdo de la infancia. Yo, de niño, en la casa de mis abuelos en San Sebastián. Están de limpieza. Hay un arcón. Lo abro por curiosidad. Está lleno de fotos, cartas, joyas (que tiempo después supe que tenían más valor sentimental que económico), y una cosa que me llama muchísimo la atención: dos pedazos de cuero viejo atravesados por finas cuerdas que cuelgan. Le pregunto a mi abuelo qué son, y me responde que se trata de las zapatillas de su tatarabuelo. ¿Por qué las guardan si ya nadie las usa? Porque son con las que aquel hombre corrió su primer encierro de San Sebastián de los Reyes. Mi abuelo ve el interés en mi mirada y me cuenta cosas sobre los encierros, de su tradición, que se remonta al tatarabuelo de su tatarabuelo, o más atrás; y me habla de la emoción y los nervios antes y durante la carrera, y de los buenos momentos con los amigos. Al final se queda callado y pensativo. Tras esos instantes de silencio, me sonríe y dice que los encierros son algo que no se puede explicar, que se tienen que vivir. Yo quiero vivirlo, le digo, pero me contesta que aún soy demasiado pequeño.

Han pasado doce años y ahora las zapatillas de mi trastatarabuelo las tengo yo, guardadas en una cajita en mi apartamento. Y, mientras rememoro por qué son tan importantes para la familia, aquí estoy, esperando para hacer mi primera carrera en los encierros de San Sebastián. Se la dedicaré a mi abuelo, que espero que me vea allá donde esté y se sienta orgulloso de mí.

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